Una noche entre las sábanas,
la amaba desnuda sobre la blancura,
el invierno susurrante y el vino,
la dulzura de su piel desnuda,
cuanto debo suspirar en tu hermosura,
la paz y la insolencia de tu cuerpo,
las tardías estrellas que te alumbran,
no son nada al mirarlas en el cielo;
quién me dijo alguna vez que en la penumbra,
se escribían los versos más hermosos,
mientras canto a tu belleza tu hermosura,
más trizte me parece el silencio,
dime durmiente y lejana ensimismada,
compartir el lecho con la muerte,
me sabe a la muerte la alborada,
cuando sueño es tu cuerpo entre la gente,
este sueño que de noche me sostiene,
es terror que pálido se encamina,
como luz de estrellas en la noche,
como lenguas de fuego blanco es mi reproche,
duerme un día más muerte perversa,
blanca es la nieve aún de noche,
cuando las penas se vuelven más intensas,
y tu cuerpo ilusión que en mi derroche,
como sueño de estrellas esta noche,
tu piel suave y trizte me sostiene,
antes que el sol me despierte,
tristeza y desolación son mi suerte,
dime rubia muerte, blanca yaga, negra noche,
dulce fué el dolor en mi a caído,
dile a mi destino perturbado, dile al destino en mi camino,
que por mucho que tu cuerpo haya besado,
mucho es también lo que he sufrido.
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