Mensajes desde las entrañas para el corazón

Convertiré los pensamientos en palabras para compartir con todos los que quieran leer, y espero que también ustedes lo hagan conmigo.

viernes, 3 de febrero de 2012

Cuando Venga la Noche

Miré hacia el cielo, las huestes enemigas venían, lo veía en una nube de polvo que se elevaba en la lejanía, podía oírlos en el tronar del suelo bajo mis pies, el Sol se escondía tras una nube mientras mis pensamientos solo podían llevarme hasta un punto, hasta el filo de mi espada que permanecía fría e indiferente, pero que con el estallido de las trompetas cobraría vida, ahora parecía lo que era, luego sería una extensión de mi brazo. Los salvajes se acercaban a gran velocidad, Danae no decía nada, al parecer elevaba un conjuro porque sus labios se movían sutiles mientras pronunciaban palabras casi ininteligibles.

-No temas pequeño, mantén la espada firme, piensa en el Arte y mantente  a mi lado-
-Lo que Usted diga mi Señora- mis labios temblaban, pero estar al lado de Danae la Pura era lo mejor que me podría haber pasado, ser su escudero era el honor más grande que podría recivir ser vivo sobre la tierra.

At lumme, ntrori suggra.

Un destello tan fuerte como la luz del sol nació de sus manos como una llama que escupía luz sobre los Salvajes -¡A la Carga!-

Aquella Tarde el ejército blanco luchó contra los salvajes sin descanso, Danae la pura los guió hacia una victoria gloriosa, sin embargo algo no era como antes.

-Mira pequeño- Danae apuntó al cielo -¿Qué quiere que vea mi Señora?-
-Cuando Venga la Noche mi vida llegará a su fin, mantén la luz de la esperanza encendida aún cuando este sea mi fín debes encontrar el libro, y abrirlo, es la única forma de mantenerte con vida cuando todo lo demás haya fallado, busca a los herederos, no dejes que los Cuatro tomen el control, no están hechos para tenerlo-

-No entiendo nada mi Señora- Un haz de luz púrpura atravezó el campo de batalla, los cuatro estaban en el campo esperando el momento.

-¡VIENEN LOS SALVAJES!- el grito rompió la tensa calma seguido de un bramido ensordecedor, eran millones de Salvajes, incontables como los granos de arena, tomé mi espada con toda la fuerza que pude -No tema mi Señora, aún somos muchos- Ella sonrió -Ingénuo, estamos solos ahora, vete, mantén la esperanza en el Arte, no renuncias, ahora vete- Extendió una mano mientras pronunciaba bajo unas palabras -Adios pequeño-

Lo que ocurrió después fué una masacre, el hechizo me transporto tan lejos como pudo extende Danae su aliento, lo suficiente para alejarme del fatal destino de todos los que oermanecieron ingenuos como dijo Danae en el campo, una enorme bola de fuego negro como la noche deboró todo lo que tocó, nadie vió la luz del sol nuevamente, esa noche el fuego arcano los devoróa todos...

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